Fue
horrible nunca volveré a jugar por el simple hecho de que un cartucho
de pokemon cambio mi forma de jugar ahora no puedo jugar un juego, ni
menos solo, esto fue lo que paso un día común y corriente.
Era
un día normal como todos, cuando mi papá llega a las 8:30 pm como
siempre del trabajo pero esta vez venia con una caja en la mano la
ocultaba de mí como si no quisiera mostrármela.
Después
de cenar todo, mi padre como a las 9:10 pm, me dio la caja, le agradecí
y me fui corriendo a mi cuarto me acosté abrí la caja y era ni más ni
menos que una GAME BOY color con un cartucho, pero el cartucho parecía
viejo, como si hubiera estado en la basura mucho tiempo y en la parte
donde salía que era el juego.
El cartucho estaba rasgado pero tenia intacto la parte donde
decía pokemon y estaba en un tinte rojo, parecía raro y creía que algo
malo iba a suceder... Ojala hubiera obedecido y escuchado a mi instinto.
A mi no me gustaba pokemon, no era un fan de él porque nunca lo
había jugado pero decían que era divertido y adictivo puse el cartucho
en la game boy. Al momento de ponerlo parpadeo la luz de mi habitación y
se cerró la puerta de mi cajón de luz. Pensé que era una coincidencia,
gran error.
El juego comenzó tranquilo, luego me di cuenta que al comenzar
decía POKEMON ROJO SANGRE, me asuste un poco solamente salía eso no
salía ni un pokemon ni nada, solo pokemon rojo sangre en rojo, y el
fondo negro, lo cual me parecía extraño porque pokemon rojo
supuestamente era en blanco y negro, ósea para game boy, no le hice
tanto caso y seguí jugando lo más raro es que envés de poner el nombre
del jugador y eso, solo comenzó con el jugador durmiendo, la mamá del
jugador entro en la habitación y dijo
-Mamá: Satán levántate, ¡vamos Satán levántate!.
El
nombre del jugador me perturbo demasiado ya que yo no puse ese nombre y
si tuviera oportunidad de ponerlo no lo hubiera puesto, pase todas las
líneas en que hablan para no leer lo que decían, luego salí de la casa y
mire mis cosas y al parecer tenía un pokemon sin haber atrapado o
conseguido uno al ver el pokemon no tenia nombre pero eso no me asusto
lo que me asusto era la imagen del pokemon era una especie de demonio
con tres cabezas y sangre debajo de el, me fije en la información del
pokemon y no avía nado lo único que había era unas palabras que decía
era ¨pokemon desconocido ¨ no quise hacerle caso luego de un rato por
fin tuve mi primera pelea, lo más raro es que para darle el golpe lo
único que decía era ¨desmembrar¨ al usarlo la pantalla se puso
totalmente en negra por unos 5 segundos luego volvió a la normalidad en
la pelea y envés de el pokemon salía sangre en el piso con trozos rojos
luego salía.
-Felicidades mataste al pokemon y a su dueño... ahora, SIGUES TU....
Al ver lo que decía rápidamente apague la game boy luego de 5 segundos volvió a aparecer en la pantalla en rojo
-No quieras escapar... YA ERES NUESTRO. '
Me
asuste bastante, saque el cartucho pero eso seguía ahí esta ves salía
un sonido agudo y desesperante, saque las baterías pero cada vez que
intentaba algo el sonido se volvía mas fuerte y mas desesperante hasta
el punto en que sangraban mis oídos, la única forma de acabar con mi
sufrimiento era con una navaja que estaba en mi mesa de luz sostuve la
navaja y empecé a apuñalar con toda mi fuerza el game boy hasta que
rompí completamente la pantalla y toda su carcasa después de 3 segundos
el sonido seso ya todo termino queme el game boy completo en la chimenea
de mi sala. Al volver a mi cuarto lo único que hice fue descansar pero
no pude ya que el sonido agudo seguía en mi cabeza como si ya fuera
parte de ella, estuve así por 2 minutos luego me avía acordado que mi
madre me decía de pequeño que tenía que orar a Dios para que espante a
los espíritus malignos, al concluir la oración el sonido agudo dejo de
estar en mi cabeza, fue un alivio luego lo único que hice fue dormir.
Al
día siguiente mi madre me dijo que limpiara mi cuarto, al limpiar
debajo la cama note que algo estaba ahí y era ni más ni menos que el
cartucho de pokemon rojo sangre lo mire con rabia fui a quemarlo en la
chimenea igual que al game boy, en ese momento le dije...
Descansa en pedazos, ¡perra!
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